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Andy's Peich

DESAFÍO

DESAFÍO

Hoy la madrugada me encuentra desafiante, con el corazón galopante, con las ilusiones a flor de piel, en plenas confesiones con el amanecer, dispuesto a llenar de hechos las veredas de mis pueblos y las sendas de mis caminos todos. Hoy, amigo del otoño europeo, de las hojas de mis parques, del olor a pan caliente; hoy descubro, entre mi desorden tan ordenado, cartas de mis gentes, ibros tan míos que aun no he leído bien, juegos eternos, la camisa de franela y la guitarra que me pide caricias .

Viajo en unas horas más, no importa a donde, nunca importa, siempre importa. El viaje que me lleva y me devuelve, y me enseña el valor de un instante, el valor de los momentos de ternura, el valo de las quejas que no me dan de comer, ni me dejan sonreir. El mundo gira al revés y cada vez más rápido, y entonces comprendo más aun, eso de vivir intensamente, de abrazar cuando el pecho pide calor, de cantar cuando el alma gime; de ser sincero cuanto un "te quiero" puede ser el punto eje de una historia inolvidable.

Y entonces, inebitablemente me surge la pregunta : ¿Qué pasaría acaso si la vida me llevara?. Es decir, si supiera o no que de pronto ya no habrían más horas de barrio y de cariño... Y claro, se me viene automáticamente eso de... Los Derechos.Y tengo tanto por vivir que aún no tengo derecho de retirarme de las esquinas de mis países. Pero la vida, caprichosa ella, la vida viene y... como quien convoca a un volcán, te habla del tiempo

Yo sólo quisiera que en aquella revisión de imágenes final, aparezcan pedacitos de momentos entrañables y únicos, llenos de sentimiento, de pasión, de sensualidad y ternura; y que como un relámpago, como un grito de libertad, como un orgasmo, pueda sentir todos los sonidos de mi felicidad; y allí estarán en recital los cantos de los pájaros de mis mañanas, las nanas de mi madre cuando aún no sabía caminar, las bromas de mi padre en el coche utilitario que nos llevaba a la montaña en los Domingos del abuelo, las risas de mis hermanos, los cuentos de mis amigos, los ladridos de mis cachorros, la voz de mi mujer que me perturba dulcemente en las horas de vecinos que duermen.Y también que sienta profundamente, lo olores de mis praderas, la humedad de mis mares y también la la infinita sensación de las caricias con amor.

Hoy, siempre puede que sea el último hoy, por eso, cuando no vivo intensamente, cuando no me enfrento a la pereza y al miedo, cuando no le demuestro a los míos y a mí mismo que somos importantes ¡¡Sí!!, ¡¡Todos!!; cuando me confío soberviamente y doy por sentado que llevo una garantía bajo el brazo, como si fuera un televisor, Hoy, surge el fuego eterno del aquí y ahora, con el alma y los brazos, con lágrimas y risas, con lluvia y con sol, con viajes... no importa adonde, nunca importa, siempre importa.

Por Gonzalo Luna. "La Columna Vida" [Viernes 10.12.2004]

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